Dicen que Glaser destapó una cerveza y la sirvió: Espuma. Las burbujas escapan por el súbito cambio de presión, el efecto es más pronunciado que en el champagne. Pero hay en juego un efecto similar al del post anterior: las burbujas que permanecen atrapadas en el líquido se ponen en movimiento ante una perturbación.
Imaginen ahora que en un chop dejamos caer un maní cargado eléctricamente (?) y aplicamos en un costado [otro (?): ¿costado de un cilindro?] un campo electromagnético: con suerte, el rastro de burbujas nos permitiría deducir la trayectoria, y con mucha suerte, la carga del maní (o su masa, spin, vida media,
fracciones de desintegracion, polarización...).
Cambiando "suerte" por "trabajo", Glaser capitalizó su idea: en menos de diez años recibía el Nobel, y en la charla de cuando lo recibió explica cuáles eran sus objetivos y los problemas que enfrentó. Había nacido la "cámara de burbujas".
La historia pueden verla incluso en el FermiLab, pero en el 2006 el propio Glaser la desimintió en una charla... a sus 80 años, y a más de 50 de aquello. Suena raro. ¿Qué lo lleva a esa altura a convertirse en un refutador de leyendas? ¿Alzheimer, corrección política?
No voy a tratar de refutarlo. El problema de cómo nos nacen las ideas, y el impacto del relámpago que se produce cuando nos imaginamos algo que nunca había sido imaginado antes puede llegar a cegarnos, al punto de perder toda noción de lo que hicimos antes (el ejemplo trivial aquí sería Arquímedes corriendo en bolas al grito de "Eureka"; ficticio o no, demuestra el punto: si ocurrió, qed; si no, tanto el que concibió el mito como los que lo repitieron lo hallaron creíble).
A veces, reconstruír el origen de una idea depende de detalles externos (la imagen de Arquímedes mojado y en bolas, más la idea de sumergir el objeto en agua, nos hacen pensar en que se estaba bañando, sin necesidad de que él nos lo diga). En el caso de Glaser, su charla en el Nobel es reveladora:
It should be remarked parenthetically that before making these detailed calculations and experiments, I wanted to be sure not to overlook simple experimental possibilities, so I took some bottles of beer, ginger ale, and soda water into my laboratory, warmed them as much as I dared, and opened them with and without a radioactive source nearby. There was no apparent gross difference in the way they foamed. Water, of course, turns out to be just the wrong substance to use in a bubble chamber because it has a large surface tension and a high critical pressure.
Y con esto volvemos al punto inicial. Esto no nos confirma a la cerveza como fuente de inspiración, pero sí el papel que jugó inicialmente en el experimento.
2 comentarios:
Ojo que si seguis reinvindicando la bebida nos van a cortar los viveres....
La verdad es que cuando lo pensas un poco, hay varios ejemplos de la misma historia: alguien obsesivamente preocupado por un problema encuentra la solución en un momento de relajación y a partir de una observación trivial a su alrededor. No se si en todos los casos el autor del descubrimiento sale corriendo en pelotas como Arquímedes (o, cuando lo hace, si sobrevive al evento lo bastante como para escribir el paper). Mientras leia el post me acordaba de la historia del benceno, cuya estructura anular fue deculada por Kekule, segun cuentan cuando se estaba adormeciendo y soñaba con atomos de carbono dando vueltas en circulos.
En todo caso, tus post etílicos me hacen preguntarme si la manzana de Newton habrá terminado en sidra...
me dejaste pensando... el ejemplo de Kekule es un buen argumento para conseguir un sofá cama en la oficina, ahí al lado del frigobar... mmmm...
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