Sospecho que Tolkien hubiese estado encantado de conocer a Chu, y hubiese disfrutado del malentendido: por un mal manejo del idioma, Hsueh-Heng Chu se hizo llamar Lucifer (por eso de lux + fero, "el que trae la luz"). Ahora prefiere que le digan Luc.
Dicen que el chabón creció en China, y aprendió inglés para jugar a los videos y leer fantasy/sci fi. A eso se dedicaba cuando a fines de los noventa se enteró de la gran noticia: pensaban llevar al cine la trilogía del Señor de los Anillos.
Mientras otros fanáticos hubiesen comenzado a ahorrar para la entrada, Luc pergeñó un verdader plan chino: se acercó a un editor (chino) y le propuso publicar la trilogía (en chino).
Llegaron a un acuerdo: Luc la traducía, y si se vendían menos de 40 mil ejemplares individuales (o 10 mil packs con los tres), no veía un centavo. Por arriba de eso, recibía un módico 9% por libro.
Sólo en Taiwan se vendieron más de 220 mil packs con la historia completa...
Uno podría decir que cumplió el sueño del pibe: puede pasar el resto de su vida tirado en un sillón dedicado a los jueguitos, leyendo lo que tenga ganas, y el resto es historia. Pero todavía queda algo más.
Haciendo honor al apodo que se puso (en el buen sentido, error mediante) invirtió (dilapidó, dirán otros) más de la mitad de su fortuna en dos proyectos: una fundación para promover la literatura fantástica, y la versión china del MIT OpenCourseWare, donde traduce los cursos.
Para más info, hay una nota en el NYTimes, otra en El Fenómeno, y muchas más en el sitio de Chu, Opensource Opencourseware Prototype System.
No hay comentarios:
Publicar un comentario