Siempre quise comprender por qué un hombre inculto como Gengis Khan a la cabeza de sus guerreros fue capaz de vencer a las sofisticadas organizaciones militares y naciones prominentes muy alejadas de las estepas de Mongolia y crear un imperio jamás visto. ¿Cuál era su arma infalible? Creo que tengo la respuesta
-¿Cual es?
-Sus largas flechas. El modo en que el jinete se fundía con su caballo. La capaciad de encontrar el instante maravilloso en que la flecha lanzada tenía más probabilidades de dar en el blanco aunque el caballo galopase a gran velocidad. Al igual que todas las respuestas importantes, era sencilla. A veces me sonrojo al pensar que me llevase tanto tiempo encontrar la soluicón. Los jinetes aprendían a disparar sus flechas cuando los cuatro cascos del caballo estaban en el aire. Entonces, por un instante brevísimo, se creaba un equilibrio perfecto: el jinete que lanzase entonces su flecha estaba seguro de acertar. Gengis Khan no contaba con hordas devastadoras ni lo dominaba una insaciable sed de sangre. Contaba, sobre todo, con un conocimiento perfecto del instante en el que el caos se convertía en calma.
(Mankell, en El cerebro de Kennedy. Feliz año para todos, y en especial a Milhaud que Recuerdos de Pandora cumple un año!)
5 comentarios:
muy grande!! que texto mas bueno!!
La sociedad que consiga disparar la flecha del saber en el breve instante que los ojos de sus jóvenes levantan sus cuatro patas: de la consola, de la tele, del móvil y del fútbol, nacerá un nuevo gran imperio.
Amio, seguramente ya lo habrás leído, pero por las dudas, te recomiendo a mankell. Sus policiales eran muy buenos, y estos últimos son mejores, aunque más difíciles de clasificar.
26, gran observación!!
Una perfecta reflexión para comenzar el año...
gracias, Almendra!
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