- Un explorador inglés [no recuerdo el nombre] visitaba una tribu en Oceanía [tampoco]. Después de una batalla, mientras carneaban a los vencidos para el asadito -eran caníbales- el inglés comentó que en las batallas de la 1era guerra mundial morían de a miles por día y por bando, lo cual intrigó al jefe de la tribu:
-¿Cómo hacen para faenar y comer tanta carne?
El inglés se indignó:
-¿¡Cómo van a creer que comemos carne humana!? ¡¿Qué tipo de bestias creen que somos?!
Lo que nunca imaginó fue la respuesta del 'salvaje', que lo miró horrorizado:
-¿¡Y para qué los matan, entonces!?
La leí hace quince años, antes de entrar a la facultad, cuando todavía no sabía qué estudiar y las ciencias sociales todavía eran una opción.
Ahora, cada vez que leo Manegumba la recuerdo. La historia de Amadou Hampâte Bâ y su frase 'en Africa, la muerte de un anciano es una biblioteca en llamas' (que tuviera que inventar un alfabeto es lo que más me impresionó), o el problema del sida visto con ojos africanos me recuerda lo difícil que es hablar de ciencias 'sociales', y la miopía con que se miran otras culturas desde la propia.
Y me hace dudar si no fue cobardía ir hacia la física y las matemáticas.
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