When I saw the embryo, I suddenly realized there was such a small difference between it and my daughters, I thought, we can’t keep destroying embryos for our research. There must be another way.
La frase no la dijo ningún cura, como habrán deducido de "my daughters", sino Shinya Yamanaka, al mirar por el microscopio en una clínica de fertilidad de un amigo. Y, tal vez, se sospeche que la dijo un investigador por el "our research".
He visto muchas burlas a frases de este estilo, hipotéticas, nunca pronunciadas; o a frases sobre el origen de la vida humana, o el momento en que una persona comienza a ser una persona. Y, siempre, estas frases son atribuidas a gente 'acientífica', seguido de descalificaciones de toda clase. Pero en este caso, cuando por fin hay alguien concreto en quien hacer blanco de críticas tan esclarecidas y tanta sabiduría... todos miran para otro lado.
Una búsqueda en technorati muestra lo poco que se habla de este tipo y de lo que dijo, y esto no es porque no saliera en un medio importante: la sección de ciencia del NYT. Y más aún, no porque "we can’t keep destroying embryos" fuera lo único que dijo, sino que además, llevó a la práctica su "There must be another way":
El ponja obtuvo células madre a partir de células rejuveneciendo la piel (de ratones, en 2006) y ahora en humanos (resultado ya duplicado por un grupo de investigación yanqui). Algo que, con embriones, todavía no se logró.
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