Más de cincuenta años atrás, la policía israelí cerró un garito en Jerusalem, donde se jugaba al poker por plata, y la defensa lo llamó a Aumann para testificar. ¿Testificar sobre qué? Que el poker no es un juego de azar, sino de habilidad, y por lo tanto, no estaba penado por la ley. Pero pese a su defensa matemática, el juez condenó a los timberos.
Contaba Kalai que luego Aumann se encontró con el juez, y le preguntó por su fallo. Su respuesta habría sido que en esos lugares la gente pierde todo, arruinando sus familias.
Kalai argumenta que el juez tiene razón. Reformulando su argumento, las leyes apuntan a un ideal, y los juegos de apuestas son perjudiciales para ese ideal social (también cita una variante del argumento, el juez debía descartar a Aumann, apelando a la Misnah: los jugadores no deben testimoniar pues no contribuyen a la creación del mundo!)
Tenía en mente la historia, y el post que linkeo me recordaba algo que me pasó a principios de los '90. Vívía con unos amigos, éramos todos estudiantes, y comprábamos muchas cosas en una feria municipal que teníamos cerca (sobre Santa Fe, bajo el puente de Pacífico). En uno de los puestos, un par de viejos jugaba al ajedrez, y cuando iba hacía algún partido con ellos, según el tiempo que tuviese, o su clientela.
Pero un día, no hubo más tablero: aparecieron un día los inspectores municipales, y les dejaron un cartel que recordaba una vieja ordenanza que prohibía los juegos de azar...
No hubiera contado nunca esta anécdota, sospecho que Aumann todavía se estaría riendo de nosotros. No es un juego de azar, con lo cual la ley estricta no se aplica; ni tampoco había apuestas de por medio, lo cual descarta el ideal social tras la ley.
Pero dudé en preguntarle a Aumann si seguía pensando como pensaba antes: que el fallo era inaceptable, porque estos jueces no obedecían la ley, sino su visión personal de cómo debían ser las cosas. Sospecho que sí, porque esa sigue siendo su postura en contra de los salvatajes económicos (en el fondo, que se jodan los bancos que tomaron riesgos, sabían que podía pasar) lo cual muestra una sorprendente coherencia a lo largo del tiempo.
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