26.10.07

1334.- Nanopost (3)

Ahora sí.

* * *


Bue, tampoco, pero lean este artículo de Paenza en página 12 de la otra semana, en base a una idea de Milrud y Coll, donde se propone una forma de escribir el Quijote en una varilla: a cada letra se le asigna un número de 2 cifras (a=01, b=02,... espacio en blanco = 28), se comienza con un 0, y se 'pegan' a continuación las cifras una atrás de otra hasta llegar a un número racional entre 0 y 1. Esa longitud, marcada en la varilla, corresponde al Quijote.

* * *


Ok, no solo el Quijote aparece en esa varilla: es la verdadera "varilla de Babel", como señala Ivan. A todo libro, escrito o por escribirse, le corresponde un punto de la varilla.

* * *


Y, a veces, a dos libros les corresponde el mismo punto... No hagamos referencia a ciertas obras premiadas ultimamente en concursos de literatura argentinos, baste como ejemplo el propio Quijote y el Quijote de Pierre Menard.

* * *


En los comentarios, Capçotet y ACid señalan un inconveniente de tipo práctico: los miles de decimales de 'profundidad' se ven jaqueados por el Principio de Incertidumbre de Heisenberg. Antes de las 100 primeras letras, estaríamos luchando para señalar la ubicación entre dos protones de un mismo átomo. Ni siquiera con una varilla del tamaño del radio terrestre funcionaría la cosa.

* * *


Pero todo tiene solución: se puede utilizar la varilla para escribir el Quijote. Es más, una tabla de 3 metros cuadrados alcanza para escribir toda la Biblioteca del Congreso yanqui, decía Richard Feynmann hace como 50 años.

Más aún, se puede escribir la Enciclopedia Británica (y, por lo tanto, el Quijote, que es más corto) en la cabeza de un alfiler!

* * *


Y esa cuenta, demostrar que es posible hacerlo, marcó el nacimiento de la nanotecnología. La explicación, sencilla, se puede leer acá: There's Plenty of Room at the Bottom.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa idea está con la Enciclopedia Británica en un viejo libro de Martin Gardner. Se trataba de un extraterrestre que visitaba la Tierra y se llevaba como muestra de la civilización terrestre la EB en una varilla). Recuerdo haber hablado del tema en el bar de la Facultad (FCEyN-UBA) con alguna gente. No estoy seguro de si no estaba Paenza entre ellos.
Gran parte de las ideas matemáticas que tienen que ver con números muy grandes en su desarrollo, o que contienen en sí mismos mucha información, suelen darse de bruces con el mundo real. Por ejemplo, en el mundo real dx no existe, las integrales son sumatorias, las ecuaciones diferenciales se resuelven con métodos numéricos cuya precisión tiene un límite, etc. Creo que por eso prefiero el álgebra, tan ajena a la realidad y sin pretensiones. ;-)

JuanPablo dijo...

mmm... eso da para que lo charles con tu psicólogo... ¿se nota cierta cobardía, buscando refugio en la inutilidad del álgebra, para huirle a los problemas de la realidad? :P

y pensar que hace quince días me querías vender los grupos de Lie como algo útil para estacionar un auto de longitud L en un espacio L+e...! Menos mal que alguien me lo explicó usando ecuaciones diferenciales!!

Anónimo dijo...

Hace mucho tiempo (~15 a#os) en una revista de PC y electronica aparecio un acertijo similar, habia encontrado que una resistencia (electronica) podian almacenar muchisima informacion, y se podian usar como memoria ROM. El acertijo consistia en explicar donde estaba la falla del razonamiento.

Anónimo dijo...

Yo no huyo, simplemente conozco mis limitaciones.
Sobre el estacionamiento, casi podría apostar que es la misma demostración. Aunque no te quieras convencer, los grupos de Lie son ecuaciones diferenciales para gente común (a diferencia de los cursos de análisis, donde uno ve un manual de hechicería). :B (tengo dos lenguas).