En aquella ocasión, luego de la victoria definitiva sobre Deep Thought, Kasparov comentó a un grupo de ajedrecistas lo extenuante de jugar contra las computadoras.
-La máquina no sabe que juega una partida en vivo-dijo el campeón. Vlastimil Hort asintió:
-Yo puedo juzgar mi posición por el color de las orejas de mi oponente.
-Pero las computadoras no tienen orejas-, terció Yasser Seirawan.
-Ése es el problema-, concluyó Hort.
(según cuenta Hugo Vargas, en La jornada Semanal del 11-VIII-96)
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