14.2.03


308.- QUANTUM MECHANICS I


Decía Mairena, tratando de explicar los postulados básicos de la cuántica, como que un electrón no ocupaba un lugar determinado del espacio en tanto y en cuanto no fuese observado, acto que cambiaba las propiedades de dicha partícula.

-A los 9, 10 años, mi diversión preferida era el llamado ring-raje. -Etimología: ring, por el sonido de la campanilla o timbre, raje, del lunfardo, huir, escapar -Entre 12:30 y 14 no era recomendable, dado que nuestros padres andaban cerca, los amigos almorzaban, uno mismo tenía que hacerlo, y en la casa de la víctima estaba almorzando el marido.

-Importante: el ring-raje debía hacerse cuando en la casa había una sola persona. No servía si había personal doméstico o chicos (salvo que la empleada estuviese sola o los chicos en la escuela). De 14 a 16, la siesta reducía el número de personas capaces de abrir la puerta antes de que uno alcanzara la seguridad de la esquina o de un baldío. Pero el mejor horario era de 10 a 12:30.

-El refugio no sólo debía ser un escondite, también debía ser un mirador desde el cual disfrutar la indignación de la persona que se asomaba a la puerta. Esta salía al medio de la vereda, e insultaba a izquierda y derecha. Para divertirse, hacían falta al menos dos personas, con lo cual se elegía una casa ubicada mas o menos en dos tercios de la cuadra, el que tocaba el timbre corría a la esquina mas cercana, y el otro se ubicaba a mitad de camino entre la casa y la otra esquina (hoy, a eso de no esconderse con antelación lo llamaríamos 'hacer el aguante').

-Y por fin llegamos al mayor problema: determinar a priori la ubicación de la víctima dentro de la casa antes del ring-raje. Si estaba cocinando, era un triunfo: debía limpiarse las manos, y venía desde el fondo de la casa sacándose el delantal, tras perder tiempo retirando alguna cosa del fuego o corriendo el riesgo de quemar la comida... Si estaba en el baño, mejor! Pero también podía estar en uno de los cuartos con ventana a la calle, y al asomarse por ahí podía detectarnos de inmediato. O tal vez estaba con el picaporte en la mano, justo por salir a comprar perejil o berenjenas (incluso podía estar afuera, que hubiese salido a buscar pan antes de que llegáramos nosotros!).

-Como quiera que fuese, antes de tocar timbre era sólo una distribución de probabilidad repartida por la casa, con mas chances de estar en un lugar que en otro según la hora, pero sin ninguna certeza. Ni siquiera era una mujer, apenas una función de onda.

-Y después de tocar timbre se corporizaba en la puerta. Habíamos perturbado todo el sistema. Esa mujer ya no era la misma que un minuto antes.


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